sábado, 12 de abril de 2008

Reconstrucción de una vida

Cuando dejas atrás una vida en común con alguien, siempre hay cosas que se rompen en pedazos. Por mucho que quieras intentar no hacer daño a nadie,e intentar minimizarlos, hay daños inevitables... siempre las conciencias se revuelven. Si eres tú la persona que abandonas la relación, aunque esta se produzca de mutuo acuerdo siempre serás el malo de la película... eres el que rompe la "pareja". Da lo mismo que ninguno de los dos estuviese dispuesto a seguir una situación desastrosa, sin amor y sólo el tipo de afectividad que se desarrolla al permanecer muchos años al lado de otra persona, pero sin una evidente convivencia en pareja. Si existe la presencia de un hijo la cosa aún se complica más, y te piensas muy mucho el seguir adelante con la ruptura, ya que el hijo es el que más sufre en este tipo de trances, pudiendo verse muy perjudicado psicológicamente si no recibe el apoyo, amor y cariño necesario por parte de las dos partes que antaño eran sus padres. Y todo es muy muy duro, para todos, la ruptura de los antiguos vínculos,antaño fuertes, ahora se han convertido en la nada más absoluta. En fin, estas son sólo las reflexiones de alguien que está pasando por ello.

Si además le sumamos problemas de índole económico la situación puede resultar realmente insostenible, llevando a que todo tenga un deseado fin, pero el cual no es sencillo de conseguir ya que está cargado de de negatividad, nerviosismos, angustias y desesperanza. Al fin consigues que superado el trámite del divorcio o separación, y superadas las primeras consecuencias intentas re-encauzar tu vida en una nueva dirección. Todo sea que si tenemos una nueva pareja, el mal trago es para los dos, que han de ser comprensivos el duro con el otro, y entender que los egoísmos están fuera de todo lugar y que si existe amor, este no incluye los egocentrismos, y es deber de los dos apoyarse mutuamente y comprender, es necesario respetarse mutuamente. Y así quizás se pueda salir adelante...

Continuará...