miércoles, 27 de enero de 2010

Siempre esperando, ¿y quién apareció ante mí?

Estando tanto tiempo observando distraido,
los días, las semanas, los meses pasan
sin sentirlo, sin dejar ningún rastro detrás.

Un buen día te presentaste sin invitación,
y me dijiste... ¿hablamos? y sin más
empezamos a charlar, primero a través
de mensajes de la red, después por una
pantallita del conocido messenger.

Y al poco terminamos facilitándonos
los móviles, esos aparatillos sin los cuales
ya no podemos vivir.

Son esperanzas, son deseos puestos
en la balanza de la vida, del pasado,
del presente y del futuro.

El desenlace es incierto, ya que aún
está por decidir, pero como está
sin escribir, espero poderlo
ver por mi mismo, sin más.