miércoles, 27 de enero de 2010

Siempre esperando, ¿y quién apareció ante mí?

Estando tanto tiempo observando distraido,
los días, las semanas, los meses pasan
sin sentirlo, sin dejar ningún rastro detrás.

Un buen día te presentaste sin invitación,
y me dijiste... ¿hablamos? y sin más
empezamos a charlar, primero a través
de mensajes de la red, después por una
pantallita del conocido messenger.

Y al poco terminamos facilitándonos
los móviles, esos aparatillos sin los cuales
ya no podemos vivir.

Son esperanzas, son deseos puestos
en la balanza de la vida, del pasado,
del presente y del futuro.

El desenlace es incierto, ya que aún
está por decidir, pero como está
sin escribir, espero poderlo
ver por mi mismo, sin más.

martes, 26 de enero de 2010

Despacio, despacito me hundo en el abismo

Cansado estoy de sentir cansancio
harto esto de tanto quebranto,
quemado de estar entristecido,
hartado de perder a gente
que dijeron ser mis amigos.

Nunca dejo de pensar en todo,
cada día me siento un poco más sólo,
el silencio sólo es el que me da respuesta,
por mucho que grito sólo es el sonido
impávido de la soledad lo que recibo,
nada encuentro de normal en ello.

Mi vida da tumbos sin parar, mi vida
no tiene sentido y me he cansado
de girar, de dar vueltas sin ton ni son.

Enderezar debería de poder todo esto,
pero la decepción que llevo hasta el
momento ha ido minando mi atrevimiento,
destrozando mis bases, no dejando
ningún elemento de sustento.

El reloj que mide el tiempo, con su sonido
monocorde provocará algún que otro
vistazo hacia atrás, viendo que lo pasado
quizás no estuvo tan mal.

Es el negro futuro el que nada me ha de aportar,
es en todas esas ocasiones en las que casi
da miedo hasta respirar, sólo veo
negros nubarrones....

¿Ésto algún día cesará?...

Ha pasado un ángel

Aquél día no lo podía creer,
Ese día en concreto cuanto la vi ante mí,
Con ojos asombrados miré hacia ella,
Sin saber que decir me pellizqué


Y pude comprobar que ella estaba
De verdad allí.


Con torpes palabras me dirigí a ella,
Y pude comprobar la dulzura
Que emanaban de sus palabras.


Embobado le dije hola,
Y ella a su vez dijo ¿cómo estás?
En ese momento no supe que más decir,
Pero al final reaccioné y pude articular
Una frase sin importancia al fin,
Pero para mí llevado por la incredulidad
no pude evitar decir…
¿Existes de verdad o es mi imaginación
La que se confunde sin control?


Y ella me dijo, ¡claro que esto aquí!
Si no fuese así, ¿estaría hablando contigo
Para ver si quedamos y nos vemos de una vez?
Y todo pasmado, dije que sí.


Qué para mí no habría mayor placer
Que poder volverte a ver.